Mientras Berlÿn se iluminaba fantasmagóricamente con las piras donde ardÿan libros prohibidos, los nazis llevaban a cabo un crimen cultural de proporciones aún mayores. A través de una pormenorizada investigación, Anders Rydell ha documentado el saqueo de bibliotecas, privadas y particulares, y librerÿas que, a lo largo y ancho de la Europa ocupada, llevaron a cabo las tropas alemanas. Los anaqueles de judÿos, comunistas, polÿticos liberales, activistas por los derechos LGTB, católicos, masones y de cualquiera que entrara en la larga lista de enemigos del régimen, fueron expoliados y las obras que contenÿan esgrimidas como armas intelectuales contra sus dueños. Pero, en paralelo, esta es la historia cuasi detectivesca de cómo un heroico puñado de bibliotecarios, y con ellos el propio autor, han emprendido la tarea de devolver estos libros a sus dueños legÿtimos. Para ello, han peinado las bibliotecas públicas de Berlÿn con el fin de tratar de identificar los volúmenes robados y han intentado dar con los familiares de aquellos que fueron despojados. En muchos casos, estos libros son el único objeto que los descendientes de vÿctimas del Holocausto podrán tener entre las manos como un recuerdo. La Segunda Guerra Mundial fue también un conflicto cultural y el estudio y refutación de toda la literatura «degenerada» que los nazis expoliaron pretendÿa justificar el deseo de Alemania de dominar el mundo y derrotar a sus enemigos con la «ciencia», asÿ como sentar las bases intelectuales sobre las que descansarÿa el Reich de los mil años. Un Reich que se levantarÿa no solo sobre sangre y piedra, sino también sobre palabras.